sábado, 22 de junio de 2013

El Baptisterio






La vida está marcada por pequeños momentos que entre amigos cómplices se convierten en grandes acontecimientos. El azar hace que vivimos determinadas situaciones que de alguna manera estarán presente en el futuro, sin ni siquiera intuirlo. Algo que sucede años a tras puede provocar situaciones inverosímiles.

He de reconocer que un punto de locura me lleva a viajar a los lugares más extraños e impensados en busca de algo que me hizo sentir bien, me hizo llorar de risa, o simplemente me hizo sentir algo diferente.  

Todo comenzó un día viendo unos videos por internet de unos personajes un tanto histriónicos entrevistados para un programa de televisión. Se trataba de dos hermanas, Encarnita y Josefina y su hermano Miguel. Encarnita era sin duda la estrella.

Su peculiar forma de gesticular, de expresarse, su afán de protagonismo, su espontaneidad, su discurso y hasta el tono de su voz, no dejaban a nadie indiferente. Por lo menos, a mi no me dejaban indiferente y con eso era suficiente. Arrancaron en mí muchas risas con dos grandes amigos, no parábamos de comentar los videos, imitar frases y copiar escenas. Frecuentemente salía el tema a relucir en nuestras conversaciones cuando recreábamos momentos divertidos.

Mi frase sin planificar: “algún día tenemos que ir a ese pueblo” estaba a punto de cobrar sentido. Muchas veces visité Granada sin prestar atención a nuestra vieja anécdota. Este fin de semana, tras siete años esa loca idea se materializó. Un impulso me condujo a convencer a mi amiga de que había que parar en Las Gabias para conocer a Encarnita y de paso ver el Baptisterio Paleocristiano romano del s. I. En ese orden, primero conocerla, después culturizarse. Josefina ya había fallecido, no se podía perder más tiempo. Así que antes de llegar a Granada, tomamos el desvío que nos llevaría a Las Gabias. 

Entramos al pueblo sin saber hacía donde ir, era más grande de lo que parecía para encontrar una casa. Pregunté a una vecina del pueblo por la casa de Encarnita la del Baptisterio, así tal cual, como si fuera mi amiga de toda la vida y dando por hecho que todos la conocían. La señora me miró y me dijo donde vivía, por supuesto sabía quién era ella. La suerte quiso que viviera cerca del Ayuntamiento, ya que esa pista nos situó a unos metros de la casa. Preguntamos a otro señor, esta vez sin éxito. En ese preciso momento un coche de policía con dos agentes acababa de estacionar. Pensé: esta es la mía, la policía se supone que está para servir al ciudadano, así que ni corta ni perezosa, les pregunté de nuevo por la casa de Encarnita sin importarme lo que pensaran de mí. El primero que contestó a punto estuvo de desviarnos de nuestro propósito porque nos indicó que nos dirigiéramos a la oficina de turismo para visitar el Torreón del Baptisterio. Atención: no es lo mismo. El otro agente que entendió a lo que yo iba, me señaló la casa en cuestión.

Resulta que hay división de opiniones en el pueblo acerca de quién debería gestionar el Baptisterio. Pertenece a las herederas de Francisco Serrano, “el agüelo” que arando con su mulo lo descubrió  en 1920 y con mucha dedicación y esfuerzo trabajó para sacar toda la tierra que lo cubría y conservarlo.

Nos dirigimos a la puerta, eran las 13:40 pm, una hora bastante comprometida.  Pulsé el timbre deseando que estuvieran en casa y de repente una voz grave y fuerte se escuchó en el interior, ¿quién será?? La puerta se abrió y allí estaba ella. Encarnita y a su lado, su hermano Miguel. La misma esencia solo que más mayor, bastante enérgica y con la misma dentadura a medias. Con sus medias, sus pantuflas, su pañuelo en la cabeza, olor de cazuela de fideos. Nos saluda, no para de hacernos preguntas: cómo me habéis encontrado, cómo sabes mi nombre, estudiáis arte, de dónde venís etc.

En seguida nos introduce en el interior de la casa, nos enseña la foto del “agüelo”, las fotos de ella vestida con la túnica blanca, una plaquita, un diploma, entre otras cosas. Se le nota que para ella todo aquello es un orgullo, no cabe en si del gozo. Su vida es el baptisterio, como si de un hijo se tratara, es su máxima satisfacción y el motor en su vida. Decenas de cruces en el interior, se declara una cristiana de pies a cabeza. Una mujer simpática, acogedora, amable y por supuesto bizarra. Disparo una tímida foto a sus recuerdos y de paso intento que salga de refilón. Nuestro interés por el baptisterio hace crecer su motivación y nos indica que hagamos fotos a todo, eso sí, ella no quiere salir, se tapa cada vez que puede. Sin embargo, como gente avispada que somos conseguimos sacarla en fotos y mi amiga hace varios videos de forma disimulada. Es un documento que no tiene precio y sé que Encarnita nos lo perdonará, debilidades del fenómeno fan.

Interiormente sin que se note demasiado estoy totalmente excitada con la aventura y con la consecución de nuestro objetivo. Concretamos una cita para el día siguiente, Miguel se ofrece a  enseñarnos el baptisterio. Desgraciadamente ella nos dice que ya está un poco mayor para ir y nos enseña las piernas sin el menor pudor. Una situación divertida tras otra se sucede. Nos despedimos, la puerta se cierra tras ella. Alzó el brazo: CONSEGUIDO.

Al día siguiente nos presentamos allí, a las 18:00 pm con cuatro amigos de Granada de mi amiga y el perro “golfo” de uno de ellos. Esta vez tocó el timbre como si fuera a la casa de mi propia abuela, con total naturalidad y abre la puerta Miguel, a su lado encarnita vestida de negro riguroso y sin pañuelo para ir a la misa de las 20:00 pm.

Miguel nos acompaña al baptisterio, a tan solo trescientos metros de su casa, en un campo. Cámara en mano, andamos hasta que veo la reja de la entrada del baptisterio tantas veces visualizada en los videos. En la entrada él comienza a leer dos folios escritos de su propio puño y letra sobre la historia, las características del enclave etc. Observo que es una caligrafía muy bonita, como la que se enseñaba antiguamente, la caligrafía típica de las persona de una cierta edad, como son los abuelos.

Nos introduce en un largo pasillo que conduce a la cúpula, donde se hallaba la pila en la cual bautizaban a los romanos y romanas por separado, dato que nos recalca unas tres veces. Una cúpula muy bella a pesar de faltar muchos elementos, como la pila, columnas, una cruz entre otras cosas, los cuales  desaparecieron y no conocen su paradero.

Una vez realizada la visita, volvemos a la casa de Encarnita, nos pregunta en repetidas ocasiones si nos ha gustado. Le manifestamos con el máximo entusiasmo que nos ha encantado. No miento, todo en sí me gusto, ellos, el baptisterio, la experiencia y esta aventura que añado a mi lista de curiosas anécdotas. Siempre muy cercana, nos coge de las muñecas firmemente a mí y a mi amiga, como si de sus nietas se tratara. No tiene descendencia, dedica su vida al mantenimiento y conservación del baptisterio con la mayor felicidad. 

Le agradecemos su amabilidad y su tiempo por permitirnos visitar de forma desinteresada, su casa y el gran monumento romano de la mano de Miguel. Orgullosos de no haber obtenido jamás ningún beneficio económico. Me transmiten pasión y amor por su abuelo y esa herencia tan especial.

Antes de marcharnos, tenemos un último objetivo que conseguir, una foto con ella. Ante nuestra petición no pone impedimento alguno, nos hacemos varias fotos de grupo con ellos con la promesa de mandarles por carta una copia. Esas visitas le dá la vida, le alimenta ver que hay gente que va expresamente allí para ver el baptisterio. La realidad es que el noventa por ciento vamos  hasta allí para conocerla a ella.

Una familia que atiende a gente desconocida sin desconfianza, a pesar de las mofas que imagino que intuyen que se producen a veces por parte de algunos visitantes. Para ella, lo importante es la difusión del baptisterio, que sin duda ha conseguido gracias a su personalidad y ha hecho que un diminuto punto en el mapa, sea conocido en muchas partes del país: Las Gavias y se incremente el turismo en ese pueblo. Sin duda una gran labor.

Tras la visita, nuestro grupo improvisado, hace una parada en el bar más cercano, para reponer fuerzas, tomar la ración de azúcar diaria e intercambiar impresiones.

Una vez en el coche, abandonando el pueblo reflexiono sobre todo lo vivido esas horas. Llegué a ese sitio esperando mayormente “freakismo” y me marcho sintiendo a Encarnita como una especie de abuela y dándome cuenta de que en unas horas, me ha conquistado totalmente y es una mujer más sabia de lo que parece, cercana y muy cariñosa. Nada que ver con el punto oscuro que se mostraba en los videos, incrementando  por los montajes con la música, el vestuario y demás.

Sin negar que la mujer es única, por supuesto. El guión no hay duda de  que era suyo, su discurso sigue asombrando y provocando pasar un buen momento. Un ejemplo más de que un día cualquiera se puede  convertir en una gran aventura simplemente poniéndole emoción a pequeñas cosas.

 

 

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Tras el telón








Hoy me siento frente al telón aún a oscuras, sé perfectamente lo que he venido a buscar: sensaciones muy concretas que solo soy capaz de hallar en algunas situaciones. Espero impaciente a que comience sin saber qué ocurre al otro lado, quiénes me van a sorprender esta noche, cómo se preparan antes de salir, qué estarán pensando. Cuando al fin comienza, me destenso, fundiéndome con las sombras y brillando con las luces.

 

¿Será hoy el día? Si tengo suerte el tiempo se parará y no existirá nadie más alrededor, estaremos solo nosotros. Al cabo de pocos segundos, siento que voy a encontrarlo aquí. Un escenario prácticamente desnudo y es que todo lo demás sobra, dos cuerpos y una gran música lo llenan. Danza de movimientos precisos, músculos y huesos perfectamente coordinados e infinidad de gestos. Coreografías que impregnan la angustia del personaje, la lucha con sus propios demonios y perfeccionismo frente al espejo. Un baile violento con lo más oscuro de su ser.

El arte de dominar la voz y el cuerpo, el poder de provocar, incitar a la reflexión, plantearte qué quieres, intentar conocerte más.

 

Nunca se sabe qué factor provocará el cambio, quizás lo que veo ante mis ojos en este instante. Un arte que sigue luchando contra la anestesia generalizada del siglo XXI.   

Me levanto sin poder dejar de aplaudir, sonrío y agradezco... gracias por hacerme sentir...se llama TEATRO…

sábado, 20 de octubre de 2012

Hoy es el primer día

 
 
Hoy es mi primer día y nunca se sabe cual puede ser el motivo que te impulsa a algo. En este caso ha sido un ejercicio de un curso, así que no he podido evitar acordarme del colegio, aunque ya hayan pasado muchos años desde ese momento. Con la mochila cargada de lápices de colores, libretas, zumo, bocadillo, pañuelitos y seguro algún muñeco, sin olvidar el gran disgusto: primer día de colegio. Lejos de mi casa, de mi pequeño imperio y  de mis protectores, llegando a un mundo totalmente desconocido. Como siempre que algo nuevo te golpea, sientes miedo, incertidumbre y  desamparo. Una sensación que parece ser eterna y atemporal, y aún hoy cuando comienzan nuevas etapas y según la magnitud de los acontecimientos, se apodera de mi.
 
La parte positiva, ya que siempre la hay, es que soy capaz de reconocer cuando algo está cambiando y va a marcar una nueva época en mi vida. Nunca dejaremos de llevar una mochila cargada con vivencias, impresiones, experiencias, sentimientos, descepciones, ilusiones, miedos, risas, situaciones subrealistas y todo lo que se pueda imaginar. El colegio fue nuestro bautismo de fuego, el antes y el después, la vida se enfrentó a los cambios, que irremediablemente y afortunadamente no dejar de suceder, y a los cuales es necesario adaptarse y aprender a disfrutar.
 
Hoy soy ese niño en mitad del camino, mirando a su alrededor a la expectativa, con mi mochila, mis ganas de aprender, vivir y escribir. He aquí mi blog, en el cual apartir de ahora escribiré todo lo que me apetezca, desde la cosa más nimia e irrelevante hasta los pensamientos más profundos, porque no todos los días de colegio son iguales, ni todas las asignaturas ni vicencias ni compañeros son los mismos...
 
...Suena el timbre... es hora de recrearse...
...y abrir o cerrar la mochila en este blog...